Sergio Navarrete Vázquez

Testigo



La noche tranquila, fría
imprevisto motivo de aquel encuentro,
obsequió la primera promesa
 
los deberes terminaron, por fin
es viernes, hora de regresar
por otro camino
 
las calles y avenidas bullen
tantas luces y ruido engañan los sentidos
y mantienen viejas suposiciones
 
también hay gente cansada en el microbús
y para distraerse basta mirar por la ventana
y después, quizá, imaginar un café
 
los tres chicos subieron alegres
se sentaron juntos
y continuaron en su mundo
 
¡ah! ¡su mundo!
 
la plática era simple
hasta que una de ellas bajó,
obsequiando la segunda promesa
 
se quedaron solos
 
entonces desapareció el mundo
lentamente se esfumaron sus voces, sólo quedaron las miradas
obsequiando la última promesa
 
desapareció el mundo
desaparecieron sus propios mundos
y sólo quedó la proximidad de sus labios
 
entonces fui testigo
de la creación
de un nuevo mundo
 
un primer beso
 
suficiente
para recordar aquella noche
que el frío convertiría en abrazo


Nota: escrito en 2003.

Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Sergio Navarrete Vázquez.
Publicado en e-Stories.org el 23.05.2016.

 
 

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