María Mvs

Sin nada que esconder

Lo juré. Juré que si volvía a escuchar otras de sus charlas le desobedecería. Soy la hija que todo padre de clase alta podría desear aun así no es suficiente para el mío. La cosa va a cambiar, he oído hablar de una macro fiesta para gente como yo, una amiga va a ir, la diferencia es que ella va a todas, desobedeciendo a sus padres y yo voy a escaparme por primera vez. Son las dos de la mañana, mis padres se acostaron hará una hora, estarán ya durmiendo, me dispongo a salir por la ventana cuando nuestro perro guardián está a punto de ladrar, y cuando le lanzo una mirada suplicante parece entender mi sufrimiento y mi sensación de encarcelamiento, por lo que se vuelve a acostar. Corro, corro rápido con los tacones en la mano, tengo un miedo atroz, pero no me detengo, espero unos 10 minutos hasta que Drina aparece en la moto y me hace un gesto para que suba, es también la primera vez que monto en moto y estoy terrada ya que Drina irá a 200km/h en una zona de 100km/h. Ya puedo escuchar la música, cuando nos adentramos en la gente pierdo a Drina, aun así no me detengo, como si mis pies no hiciesen casi a mi cabeza que solo puede pensar en donde estará.
Y justo en ese momento es cuando todo cambia, veo a Alex, a Alex. Es el chico, mas guapo de todo el instituto, yo siempre he pensado que jamás se iría a fijar en mí. Pero aun que nunca hayamos hablado se dirige hacia mi mirándome como si fuese a comerme y me susurra al oído: “hoy estas deslumbrante” Entonces mi cuerpo se mete en una burbuja, como si quisiese escapar de mi muralla tímida y llevarme hacia algo que estoy descubriendo, la diversión, no pensar en el mañana y a vivir en el presente. Cuando empezamos a bailar de esa manera tan ‘indecente’, como llamarían mis padres, sentí que no era yo quien controlaba los movimientos si no la música. Parecía que estábamos los dos solos. Alex y yo. Solos, bailando, en aquella fiesta tan llena de gente. Cuando Alex para de bailar me asusto, algo he hecho mal, pero fue entonces cuando me gira y me  besa la comisura de los labios y cuando me vuelve a besar lo hace en los labios.Nos besamos. Nos besamos casi durante horas, sin temor, sin nada de que avergonzarnos, porque en realidad, ¿qué tenemos que esconder?

 

Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de María Mvs.
Publicado en e-Stories.org el 28.04.2014.

 
 

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