Walter Sergio Del Nero

Extraño suceso


 
Comenzaré por presentarme, me llamo David, y lo que tengo para decir me ocurrió personalmente. Soy un testigo de los hechos que voy a menciona y, aunque parezcan extraños, es solo la verdad.
Comenzaré por el principio, nací en Villa María, una pacífica ciudad; mayormente dedicada a la agricultura. A los 18 años me trasladé a la ciudad de Mar del Plata para estudiar ingeniería en la Universidad nacional local. Tengo gratos recuerdos de mis tiempos de estudiante, mis únicas preocupaciones eran las notas y las chicas. Lo primero iba mejor  que lo segundo aunque eso estaba por cambiar. Sacar buenas notas era cuestión de estudio pero conquistar bellas mujeres requería de talentos que yo no disponía, en Villa María había pocas chicas y las que quedaban sin novio no se fijaban en mí. Bueno, la historia no está centrada en mis experiencias con mujeres.
Cierto día, mientras cursaba la Materia Introducción a los Componentes Electrónicos note que un grupo de alumnos, sentados al fondo del salón, escuchaban a otro estudiante que contaba una rara experiencia personal. Decidí esperar al final de la clase para ver si tanto tumulto contenía alguna historia interesante, algo para salir de la rutina cotidiana. Mis únicas actividades eran: estudiar, trabajar y buscar chicas, un círculo interminable, agotador y aburrido. Tal vez si mi búsqueda de chicas hubiera sido exitosa no diría que era aburrido, pero las chicas no están en el centro de mi interés, con el trabajo y el estudio tengo suficiente, no queda tiempo para nada más.
Cuando finalizó la clase me acerqué al grupo que discutía e intercambiaba opiniones en forma muy acalorada y simplemente pedí que explicaran de qué se trataba tanta discusión.

  • Mira David – dijo Claudia – tuve una experiencia extraña dentro de una zapatería
  • Seguro que encontraste unas sandalias que te gustaron, eso sí que es extraño
  • Puedes reír o burlarte pero verdaderamente experimente mucho miedo. Como te estaba contando, fui a comprar sandalias en una zapatería de una amiga, en verdad los padres son los dueños. Como tengo confianza baje hasta el sótano del negocio para poder  escoger con mayor tranquilidad. Baje con mi amiga, la hija del dueño; mientras probaba sandalias ella me contó que los empleados no bajan solos porque desde hace muchos años suceden cosas extrañas.
Mientras Claudia contaba la historia yo me concentraba en su escote, pero que hermosa es... Sin embargo, no tengo suerte con las chicas así que solo escucharé.
  • ¿Qué tipo de cosas? Pregunta David
  • Según me cuenta mi amiga, se ven cosas o personas, las luces se apagan solas, hay como una brisa muy fría que corre por el sótano y cosas por el estilo. Pero estando yo buscando las sandalias se apagó la luz completamente. Experimenté un miedo profundo, no tanto por lo que sucedía sino por lo que mi amiga me había contado; mi imaginación trabajaba a mil. Luego de unos instantes escuche un grito lejano, casi desgarrador. Salimos corriendo rumbo a las escaleras y en un instante estábamos en la planta baja de la zapatería.
Luego de escuchar el relato de Claudia decidí proponerle investigar juntos el caso y visitar nuevamente la zapatería. Después de hablar con los empleados y algunos vecinos descubrimos que hace muchos años el lugar se incendió y murió el dueño del lugar entre otras personas. También notamos que el fondo de la zapatería coincide con el fondo de una Iglesia Evangélica Pentecostal que está sobre la calle Luro. Para algunos empleados había una relación entre el incendio y la Iglesia, pues ésta ponía mucho énfasis en los demonios y cosas por el estilo. Decidimos que para obtener más información debíamos ir al sótano y esperar a que suceda algo, luego de visitar el lugar en varias oportunidades por fin sucedió lo esperado. Las luces se apagaron, se escucho un grito lejano y profundo, el miedo erizó el vello de mis brazos, Claudia me tomaba del brazo con fuerza, tanta que sentía sus unías herir mi piel.  El terror se apoderó de nosotros, podía percibir una brisa muy fría que helaba mis huesos y una imagen borrosa se movía en medio de la oscuridad. Era indudablemente la imagen del antiguo dueño del lugar, yo ya había visto su fotografía.  Abracé fuertemente a Claudia, quería protegerla, pero ella temblaba como una hoja frente a un huracán. La oscuridad, el alarido desgarrador y la imagen formaban un escenario atemorizante, llegué a pensar que se terminaba nuestro tiempo en esta tierra. Claudia lloraba y rogaba que la dejen tranquila, yo coloque su cabeza en mi pecho y le dije al oído que yo la protegería. De pronto, la imagen desapareció, ya no escuche el alarido y las luces regresaron; mire fijamente a Claudia y le di el beso más largo de mi vida, y el único que había tenido.
  • Gracias por cuidarme David, nunca nadie había hecho algo así por mí, algo tan tierno y heroico, algo, no sé, de película.
  • Es que hace mucho tiempo que te observo, la verdad es que estoy enamorado hace largo tiempo pero nunca se había dado la oportunidad de hablar. Hoy fue mi momento, todo paso tan rápido…
Acompañe a Claudia hasta su casa, mimándola durante todo el camino, aprovechando hasta el último instante de su compañía. Luego retorne a la zapatería y agradecí a mi tío, el dueño y a los empleados del lugar, mis primos. Ellos habían armado una verdadera obra de teatro, mi prima había pensado en todos los detalles, luces, sonido e imágenes, pero algo había cambiado en mi vida,  por fin tenía novia. 

Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Walter Sergio Del Nero.
Publicado en e-Stories.org el 23.07.2014.

 
 

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