Tonatiuh Ceballos

LA DE REYES

Tenía poco de haber pasado de niño a hombre y sentía que la vida podía ofrecerme

mejores cosas que el sexo… ¿Cuáles?... No lo sé pero así lo creía o al menos eso deseaba

pensar.

La recuerdo bien por su toque cachondo y sensual, de niña que empieza a usar lo que

tiene para conseguir lo que quiere: morena, alta, delgada buenísima, cabello liso, negro,

largo, culete respingón, pechugas que te obligaban a mirar.

El punto es que llegó con quien entonces era mi mejor amigo y apenas saludaron se

metieron a planchar; los que nos quedamos en la sala, apretábamos nuestros vasos

Tupperbuey con cubas de cañita y Coca, y aparentábamos que éramos tan maduros, que

nos importaba una carajo lo que sucedía en el cuarto… ¡Madres!, la realidad es que todos

moríamos por estar en ese lugar.

Luego de algunos minutos y varios golpes de cadera, ambos salieron como si nada; ella

se sirvió y se sentó con nosotros con ganas de platicar; él marcando territorio nos aventó

su condón usado.

Cuando ya andábamos algo pedones, en ese punto en que todos nos queremos un chingo

y se rompen los convencionalismos, me acerqué a mi amigo y discretamente le dije que

su acompañante estaba de su puta madre de buena.

- ¡Te la presto!…

Poco más de una semana después, llegué a su casa, tenía enormes ganas de

cepillármela, así que ni bien asomó la cabeza me le aventé y nos trenzamos en un largo,

suave y muy, muy rico besuco.

Sin dinero y con muchas ganas, me disfracé de romántico y la llevé al parque, pues a

esas horas no había mejor lugar para que pudiéramos hablar de los dos…

Un poco a regañadientes, otro poco a jalones, la llevé entre los árboles y literal nos

empezamos a dar un arrastrón buenísimo; la cosa se ponía cada vez mejor cuando me

detuvo, se acomodó la ropa, anudó su cabello y me preguntó:

- ¿Te gusto?

- ¡Claro, si estás requetebién preciosa!, me gustas un montón.

- ¿Te acostarías conmigo?

¡Qué chingados!, ¿qué le respondo?

- Mmhh… Sí, pero no creas que soy de ese tipo de hombres, no te quiero sólo para

eso; primero quiero conocerte y bueno, no sé, con el tiempo… yo creo que cuando

dos personas se conocen bien el sexo es mucho mejor…

Su carita dibujó una linda sonrisa, me dio un beso tímido y me pidió que la acompañara

a su casa; ya casi eran las diez y no podía llegar tarde.

Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Tonatiuh Ceballos.
Publicado en e-Stories.org el 14.04.2016.

 
 

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