Habitante: hijo, hermano, amigo de mi país
y otros países de la tierra: emprende tu lucha
por lo que ansías pero nunca te creas
ni por un segundo, que significa más tu motivo
humano que el propósito vital del mundo
que te contiene; no hay determinación
más poderosa que la de su naturaleza.
Fíjate, como ejemplo, si en tu patria hay mar
o ríos o montañas o selvas o desierto extenso,
y compara su noble inmensidad y cometido,
con la de tu estatura e intereses personales.
Párate frente a cualquier coloso que impere
en tu paisaje y ante él, dime qué te sientes.
Si comprendes y asumes que eres tan sólo
partícula en su inmensidad, no te desalientes,
no declines por ello; más bien agradécelo
y continúa tu lucha pero con mucho respeto
por ese ser vivo y omnipresente que nos alberga
y sustenta a ti y a mí, casi sin tener porqué.
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de José Luis Remualdi.
Publicado en e-Stories.org el 18.03.2018.
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