[…sobre el bosque incandescente se expresa el universo:
el agua y el fuego, la vida y la muerte se abrazan, fulgen y vibran, cantan;
… oh flor o instante que siempre ha de volver,
oh deslumbramiento, oh fiesta inmortal]
… venía mi alma de luchar contra el año, de nacer y morir,
de reestructurar los mares y memorias con que albergar las lumbres/lumbres:
el arder del espíritu;
… y, de pronto, el otoño en descomunal, en majestuosa obertura del orbe
con notas y sangres vivas, ardiendo en constelaciones,
el pulso ingente entre el cielo y la tierra,
los poderes del sol y el sonido,
un juicio de amor y su voz sideral,
la luz, la luz, la luz,
y, también, mi libertad en resplandor allí,
allí y allí, allí, allí mismo,
e igualmente en riesgo y temblor mi aliento y ser, el aire,
la belleza a fuego en su vergel, el bosque…
… pero, a pesar de todo, y muy dentro, alma mía, dime:
qué cita es ésta, a qué muerte u ordalía voy y vamos o a qué renacimientos…,
- háblame y dímelo, por favor, en íntimo rumor, muy tenue, muy tenue y quedamente -
“por qué, amor mío, por qué de este modo irrumpe, se incendia y crea el mundo en ti,
por qué, por qué…”.
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Antonio Justel Rodriguez
https://www.oriondepanthoseas.com
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Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Antonio Justel Rodriguez.
Publicado en e-Stories.org el 02.11.2021.
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