Maria Teresa Aláez García

Viaje

VIAJE
http://es.youtube.com/watch?v=7N5HNMR9elM

 En este instante de mi vida no sé si prefiero ir hacia atrás y perderme en la noche de lo que no he descubierto en toda mi vida o seguir hacia delante, hacia la luz de lo que es desconocido pero que me temo que ha de sobrevenirme.

Lo que sí me gusta es ir bien acompañada y hacer del viaje un momento encantador.

En primer lugar y como tengo la suerte de ver más o menos bien hasta una distancia de 50 cm, procuro entrar sin gafas. Así no tengo que mirar a la gente que se encuentra dentro, sentada y quienes, en su mayoría, buscan algo inesperado o a alguien a quien puedan reconocer o saludar . Más tarde ya vendrá el momento social pero al principio, mejor evitar malos entendidos. Busco un asiento a ser posible solitario y con ventana, parte de la cual, aunque sea un cachito, me quede en el lado izquierdo. Como la mayoría de los viajeros gustan de ver el paisaje completo, no suelen elegir las butacas donde sólo queda la esquina de la ventana. Ahí están mi sitio y mi ocasión.

Coloco en la repisa superior - si la hay - o en el suelo, entre mis piernas,  el exceso de equipaje. Procuro tener a mano una bolsa de plástico por lo que pueda sobrevenir. Y no suelo quitarme la chaqueta, so pena que sea un viaje largo.

Acomodo mi espalda, mis grandes  e incómodas piernas, mido el tiempo que me queda y me lanzo a la observación... del infinito . Si hay radio, localizo el canal o emisora que me interese y ...

Ahhhhhhhh......

Dejar la mirada perdida e ir reconociendo otro paisaje en el mismo que se ve cada dia desde la ventanilla del bus o del ángulo inferior izquierdo del finestral tranviario.  Permitir al cerebro desmelenarse y que cualquier cosa salga hacia fuera. No poder resistirse al influjo de los distintos estímulos que anulan nuestros sentidos y rebuscar entre formas y colores, entre sonidos y olores, entre sustancias y texturas...

"Aquí una casa de color rojo oscuro, rojo sangre... Vermell pujat... como la rosa aquella del poema... ¿cómo se llamaba el poeta ? He vist unes roses d'un vermell pujat, d'un vermell negrós, d'un vermell morat. Qué fantástica idea la de comprar el libro de poesia para el niño, para que ya de pequeño adquiera el amor a la literatura, como cuando me escapaba para leer a José Zorrilla o a Fernán Caballero e incluso al japonés aquel que no recuerdo como se llamaba, pero que tenía un libro precioso, de tapas rosadas y blancas, nacaradas, con un cerezo y unas aves.. pero no lo volví a encontrar ni pude acabar de leerlo..."

Y al volver la cabeza, encuentro el primer "asunto social " que me mira con seriedad y curiosidad, como molesto/a porque no voy igual de seria y con cara de mala idea esperando que llegue mi parada. No me pondré las gafas... o sí... pero luego... Mejor cojo un pañuelo y sigo mirando el paisaje.

Los pequeños montes ... el Puig Campana... qué odisea la del Puig Campana... con una olla, un cuchillo de cocina, el hacha y la bufanda todo colgado del cuello por si venía un lobo o una manada, lo menos, para asustarlos haciendo ruido. Aún no entiendo cómo subí, cómo bajé y cómo no usé el cuchillo para asesinar a Marc y a Jero por meterme en el conflicto... y qué lástima no llevar la cámara de fotos para dejar constancia del evento... aunque eso sí, bajamos hechos una pandilla de guarros y el taxista no nos olvidará nunca en su vida... y qué paisaje más llano, más amplio, más rojizo y más sobrecogedor cuando se pasa hacia Sax, con su castillo dibujando la forma de la sierra... con los pequeños tejados de las casas amontonados formando una cordillera distinta... me recuerdan a Daroca, poco antes de llegar a Zaragoza...

Vuelvo a descansar el cuello y miro hacia la televisión. No se ve nada pero el juego de grises que refleja la pantalla... ¿Cómo pueden reproducir ese juego de grises y blancos y verse todo de color gris? Y el caso es que en el espectro  también hay azul... se ve que reproduce el jersey de alguien que está en la parte inferior... no me parece bien ponerme las gafas, parece que voy a cotillear, así que estiraré las piernas, estiraré el cuello y me encuentro a la señora de delante que va sumida en sus propios pensamientos, como yo. Es que llega un punto que hasta la propia curiosidad se dispersa o se aburre... ¿No dicen que en este tren suele viajar un escritor famoso? ¿qué escritor era? Debería de ir tomando notas pero es tan cálido dejarse llevar y perderse en los recuerdos o simplemente, en la nada o simplemente, en la música o en el vacío, cerrando los ojos y permitiendo que el cerebro procese de modo inconsciente...

Cualquier día en cualquier sueño, haré el resumen de este viaje hacia mi propio punto de destino .

(Este adagio, lo difícil que es interpretar su comienzo y su final y lo bien remarcados que tiene los tresillos, reafirmando insistentemente un llanto, un sigilo, un pensamiento, una decisión que se medita, un silencio... un silencio... y los bajos, pesadamente, acompasando, más  y más cercano hacia el final... )


(c) En el enlace del título: Adagio en G Minor. Albinoni. Interpretado por The Doors. Imágenes de wannabeautiful.

Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Maria Teresa Aláez García.
Publicado en e-Stories.org el 02.11.2006.

 
 

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