Maria Teresa Aláez García

Revoluciones

Otra para terminar... esta semana tendré muchísimo trabajo... 

 

Desde el principio de los tiempos el planeta, la gente, las épocas se han transformado debido a las revoluciones. Algunos cambios han sido paulatinos, ni se han notado. Su devenir ha ido viniendo con el tiempo. Pero han sido los menos. En realidad esos tiempos de calma sólo preparaban algún tipo de revolución.

 

Revolucionaria fue la creación del universo. El primer movimiento fue minúsculo, imperceptible, pero llevo a la formación de estrellas  y planetas.

 

Y es curioso que el movimiento de las revoluciones sea circular, incluso aunque parezca producirse sobre una línea. Una revolución no ataca como una flecha, sólo contra un objetivo. Lleva, en su camino, muchas más cosas por delante. E intenta ahora, sofocar al objetivo, hundirlo para que no vuelva a aparecer más.

 

Los seres humanos, en nuestro intento de etiquetar y organizarlo todo, también hacemos divisiones y subdivisiones entre las revoluciones: circulares, lineales, paralelas, colectivas, individuales subliminales, ocultas, frías. etc... A fin de cuentas el objetivo es el mismo para todas: eliminar un punto de fricción, un obstáculo para seguir un camino.

 

La Revolución parece una especie de tornado que arrasa con lo que encuentra a su paso si no está prevenido, sean vidas, objetos, da igual. La Revolución ahoga a su objeto y se lleva por delante lo que lo rodea sin tener en cuenta si tenía que ver algo o no con ese objeto que desea tirar por tierra.

 

Habría que diseñar un nuevo concepto de revolución, que volcada igualmente sobre el centro a sofocar, sí distinguiera entre quienes rodean al sujeto a eliminar para evitar daños colaterales. Es posible y cada vez se afina más en este sentido.

 

La Revolución es económica. Es política. Es religiosa. Es social. Es antropológica. Es humana. Es siempre necesaria porque el ser humano necesita evolucionar y si esa evolución no es posible porque se la ha frenado, la revolución arrasa y se lleva por delante lo que años atrás debiera haber sido cambiado. Los seres humanos nos empeñamos, para sentirnos seguros, en hacer que todo siga igual pero no se nos ha preparado para  vivir en un cambio constante porque eso nos provoca mucha inseguridad. Si se nos enseña a viajar sobre el cambio, a navegar con el cambio, a desplazarnos y evolucionar con la evolución, el mismo cambio nos dará seguridad y no nos sentiremos incómodos ni al llegar una novedad ni al acabar algo que en tiempo, lugar y sujeto tenía que acabar.

 

Continuará....

 

(Continuara)

 

Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Maria Teresa Aláez García.
Publicado en e-Stories.org el 05.10.2008.

 
 

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