Junio 1983
Suscita el dolor
un halo dorado
de heridas de rosas
y espinas de cardos.
Perdio la ilusion
el ansia de vida.
Gano el corazon
una nueva espina.
Las lagrimas vuelan.
Sonrie la voz
ante aquel que llega
con otra pasion
y con una espina
para la razon.
A veces, pensando
en lo mas divino
nubes tormentosas
anuncian castigos
de celdas doradas
con fuentes de vino
y el corazon vive
confites de sino.
Pero esta ausencia
cayendo en olvido
es mayor herida
y peor suplicio
que en aquella celda
de dulces y amigo.
La vida camina
sufriendo destinos
por alegres flores
con cardos y espinos
y va dando saltos
de sangre y olvido
de contento y dicha
con pasion, mordidos.
Las horas felices
recuerdan suspiros
y el minuto amargo
mata lo vivido.
Hay dias de rosas,
de hiel sin sentido
y horas que vuelven
la carne en granito.
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Maria Teresa Aláez García.
Publicado en e-Stories.org el 30.08.2009.
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