… del sur venía Araí,
de los cielos carmesíes y púrpuras,
de sus manantiales;
en cestillo divino traía dolor de piedra y agua,
- y el del aire –
y allí estaba ya sin mácula y cual novia mítica y divina,
cáliz de todas las rosas;
… Herfás la vio sobre el mar de la tarde y ella lo reconoció
por su luz entre lirios;
¡…y ay el esplendor recóndito del dios,
ay la ternura de los brazos amantes bajo la sombra del olmo,
y ay, ay el enorme, el inconmensurable sabor del pecho !
en indescriptible emulsión de almas instituyeron su flor de vida,
su espada y su verdad;
…y aún los portones de la noche permanecerían abiertos, aún, aún.
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Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Antonio Justel Rodriguez.
Publicado en e-Stories.org el 05.10.2010.
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