(“Rotos los hilos que nos unían a la tierra.
Sin compromisos. Nuestros ojos brillarán
más libres e intensos todavía...”)
Dejo fletar la imaginación
por este mi matutino encierro,
dócil chalana, nostálgica pasajera…
Lo que tú sientes, otros, antes lo sintieron.
No es tan rojo el corazón
de quién clama recompensas,
en la plenitud del inconformismo nato,
sabiendo que nunca saciaran las ansias
ni conseguiré tus hipotéticas islas.
Y no hay manera satisfactoria
cuando desde mi interior persigo
cetrero y en alerta roja, marcho.
¡Preparo instantánea emboscada!
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Vicente Gómez Quiles.
Publicado en e-Stories.org el 24.08.2011.
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