Condeno el trivial silencio de las palabras
con lúcida perplejidad de sonidos,
circunscriptos en la sólida metáfora
del incierto camino del peregrino.
El espeso humo del cigarrillo
se eleva plácido, en círculos concéntricos,
ante la cabal indiferencia de los muros
que asumen fantasmagóricas posturas.
Todo gira alrededor...
Cada beso, cada caricia simulada,
cada sorbo instantáneo de ternura alquilada
me repiten que el tiempo se acaba.
El lejano rumor de alientos adormecidos
infecta de falsas promesas
la decadente penumbra de la habitación,
que expele llantos de sudor y tabaco.
El alma dolida de ansiedades vacías
y marchitas primaveras jugadas al azar
desfilan trémulas, por el lecho calcinado
de repetidas ausencias, ciegas e inocentes.
Solo bastan las palabras viejas,
las arrugas sin tiempo de la piel
y el cansado eco de una juventud
que lucha por renacer, en medio de una
barata fragancia de perfume y rouge,
para sentir asco de la vida.
Todo gira alrededor... Sesenta minutos.
Una hora de amor fácil. Fácil como llorar.
Un encuentro con la soledad del alma,
en solo una hora... nada más.
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Francisco Manuel Silva.
Publicado en e-Stories.org el 20.01.2012.
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