Michelle Vinueza Vaca

Sombras en la madrugada


Ojala no amaneciera –pensó la pequeña antes de irse a la cama, no quería que su madre se marchara.
Sabia que si ella se iba era para mejorar su situación .ya se había marchado una vez hace algunos meses pero volvió.
La primera vez que se despidió, lloro como cualquier niña de diez años.
Su padre se hacia ido por el mismo motivo, y ahora su madre tomaba el mismo camino.
Un día se fue y la casa quedo llena de su presencia. No solo le hacia falta a la pequeña, sus hermanos también la añoraban.
A los pocos días como era de costumbre, la pequeña se dio la vuelta para mirar la cama contigua y ella esta ahí.
Fue feliz de tenerla cerca otra vez.
Pero ahora se iría y estaba segura de que no volvería a verla en mucho tiempo.
Tendría que conformarse con hablar con ella por teléfono, como lo hacia con su padre.
Se fue a dormir, esperando un milagro... Algo que evitara que saliera del sol.
Sabia que al amanecer, su madre no estaría, y si ella ahora tendría que ser mas responsable.
Tendría que obedecer a sus hermanas mayores, todo seria diferente, ya no la tendría para que le dijera lo que tenia que hacer, no estaría para despertarla en las mañanas para ir a la escuela.
Ya ni siquiera estaría para tirarle de las orejas cuando se portaba mal.
No la tendría cerca para que le dijera lo guapa que estaba cuando se recogía el pelo en una coleta alta, despejándose los pelos de la frente.
Sabía que sus hermanas la cuidarían bien, pero una vez más, sabia que no seria lo mismo.
Vencida por el cansancio del día haciendo tareas y sobre todo el cansancio que producía las ganas de llorar contenidas. Se quedo dormida. No soñaba eso lo tenia claro, simplemente había cerrado los ojos para descansar la vista, la mente y el cuerpo.
No sabía la hora que era, pero abrió los ojos, no del todo, las tenias entrecerrados.
Estaban lo suficientemente abiertos para ver las sombras en la habitación y la luz del salón que estaba encendida.
Sintió que su madre se le acerco para darle un beso de despedida, no podía distinguir nada pero sabia que ella estaba llorando.
Se dio la vuelta hacia la otra cama donde dormía el pequeño de la casa, para hacer lo mismo, un beso de despedida que talvez el no sentía y que talvez no recordaría, era conocido por todos que dormía como un tronco, y claro no sentía nada.
 
En cuestión de segundo por su mente adormilada pasaron varias frases que quería decirle.
Ella no tuteaba a sus padres.
¨ no se vaya ¨ - quería decir, pero no podía el sueño se estaba apoderando de la pequeña.
Habría querido extender la mano y tocarla por ultima vez, pero su cuerpo no respondía, le habría encantado abrazarla, pero si lo hacia ¿le partiría el corazón? Talvez se arrepentiría y no se iría a encontrar ese algo que la pequeña no sabia que era.
Volviendo a cerrar los ojos en un lento parpadeo, vio como poco a poco la sombra desaparecía.
No sabía si su madre había mirado atrás, pero se fue.
Lo único que sabia era que tenía sueño y quería seguir durmiendo, acomodando su cuerpo de tal forma que termino dormida sobre su brazo izquierdo.

 

 
En otra habitación se encontraba la segunda hija la mayor para la pequeña con seis años
Recostada en su cama pensaba en todo lo que sucedió aquel día, las prisas… todo estaba listo y no había marcha atrás.
El día entero le palpitaba el corazón ora lenta ora a una velocidad increíble, parecía como si el corazón quería salirse y ocupar un rinconcito de aquella maleta que esta dispuesta para salir de casa, de la mano de su madre.
Era la primera vez que se separaban y no sabían cuanto tiempo permanecerían así…
Se sentía un poco culpable, porque ella era la primera(o la segunda) en apoyarla.
No quería verla llorar más, las cosas sucedieron tan deprisa que no le dio tiempo a reaccionar.
Ya hace unos meses se había ido pero por diversos motivos volvió a los pocos días, y la recibió con alegría pero también le llenaba la tristeza, al saber que se volvería a marchar.
Algunos meses atrás su padre había tomado la misma decisión que ella: el dinero cada vez hacia mas falta y el negocio no funcionaba como antes y las deudas de a poco aparecían…….
Pensaba en su familia , tíos ,primos, sus abuelos… ¿Qué pensaban ellos? Cuatros niños en casa sin la protección de sus padres ¿Qué tan responsables iba a ser?¿cuanto recordarían de lo aprendido con ellos?
No lo sabía y estaba muy asustada, pensaba en que faltaban tres días para su cumpleaños, un día que solía gustarle mucho. Pero que en aquella ocasión solo le causaba tristeza.
Quería dormir y olvidarse de todo, daba vueltas en su cama, pero le costaba dormirse, uno a uno pasaban los recuerdos juntos,
Escuchaba todos los ruidos, todos los preparativos, pero a pesar de ellos comenzó a conciliar el sueño.
Empezó a sentir un poco de paz. –Tal vez es verdad que cuando dormimos es mundo es solo nuestro- pensaba ella entre sueños
De pronto la puerta de casa se abrió, escucho ruidos más fuertes y pensó en levantarse. Pero no lo hizo, su tristeza no le permitió hacerlo, sabia que lloraría si la veía partir.
Llegó el momento ella daba el ultimo vistazo a su casa.
Despidiéndose de sus niños mientras estos dormían, dando consejos y caricias.
Un último abrazo se dieron con la promesa de volverse a ver.
Con las lagrimas en los ojos y el deseo de seguir juntas para siempre, diciendo –Adiós!- cerró la puerta.
Un mundo distinto les esperaba a todos a partir de ese momento, con el sabor amargo de no haber pronunciado las palabras que más quería decir:
No se vaya.
El último pensamiento que se tuvo antes de caer rendida fue:
-HAY QUE DORMIR, MAÑANA SERÁ OTRO DIA!

 
Cuando la pequeña se despertó, recordó lo que había soñado, volviendo a la realidad se recordó que talvez no fue un sueño sino una escena real que la acompañaría el resto de su vida.
Se prometió que no lloraría.
Para confirmarlo todo se volvió para ver la cama de alado, su madre no estaba, se había ido.
En su lugar estaba su hermana mayor.
Poco después su tía que había dormido con ellos, mejor dicho, con la pequeña en su cama, se despertó asustada porque creía que era tarde, cuando vio el reloj lo confirmo todo. Era tarde y si no se daban prisa los pequeños llegarían tarde a la escuela.
Tristemente pensó que así serian los días a partir de ese momento, estaba segura de que sus hermanas cuidarían bien de ella y del otro que no quería levantarse.
Esperaba que el tiempo que durase la separación fuera breve. No sabia cuanto seria, pero tenia que ser fuerte.

 

Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Michelle Vinueza Vaca.
Publicado en e-Stories.org el 01.05.2012.

 
 

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