William Octavio Chaves Castañeda

La ventana


Se despertó… Como cada mañana se
despertó y como cada mañana medito al abrir los ojos  sobre su vida, sobre sus sensaciones, sobre
sus sentimientos.
Se despertó y como cada mañana se
sentía solitario, vacío, sin razones, sin motivos sin ilusión.
Y como cada mañana se ponía en
pie y seguía su estricta rutina, aseo persona, café, vestirse, leer el diario y
alimentar su odio por la miseria humana con cada noticia macabra que mostrase
lo cruel del ser humano, pensar sobre cada aspecto que no logra entender de la
humanidad, en cada cosa natural pero aberrante del ser y en su odio por
pertenecer a tan deprimente especie….
 
Lo odiaba tanto  que no toleraba pensar en ello sin
cuestionarse cada vez en todos y cada uno de los aspectos que odiaba y cuántos
de ellos en el habitaban, era inevitable cuestionarse, más aun cuando miraba a
su alrededor y se veía solo, más aun cuando miraba su corazón y mas solo se
encontraba, había amado tanto… habían pasado tantas personas por su vida…  que no entendía como a estas alturas sentía
tal soledad, tantos momentos, tantas cosas vividas con tanta gente que odiaba
el pensar que todos ya se encontraban lejos en espacio y tiempo, “maldita
ingratitud humana “, se repetía… das todo por la gente  y cuando las circunstancias cambian un poco
ya no están…. Ya ni te recuerdan… ya eres una promesa más en el olvido…
 
Que soledad tan cruel e injusta, pensaba,
no sé cómo la humanidad puede ser tan feliz entre tanto espejismo que se
romperá tarde o temprano… y como cada mañana miraba aquella pequeña
ventana  de 1X 2 Mts    y entre más la miraba más afloraban esas
sensaciones , mas rabia sentía,  más lo
invadía la tristeza, más lo atacaba la nostalgia.
Aquella ventana era para él un
foco de meditación un punto en el que encontraba  sus sentimientos, sus frustraciones, su ira,
su odio,  se perdía en ella cada mañana
por minutos a veces por horas miraba y miraba en ella sin entender la magia que
contenía el por qué lo transportaba a otras épocas más felices  en las que no había tanta amargura, en las
que siempre había una mujer dispuesta a brindarle sus placeres y de cuando en
cuando su corazón. A través de esa ventana se transportaba a épocas en las  cuales nunca le faltó una mano amiga, un consejo
que rechazar, y  siempre cuando llegaba a
un punto en el que recordaba los momentos más felices…. Aquel Hombre lo
interrumpía,  aparecía, con su rostro
viejo, amargado,  aquel viejo aparecía y
lo miraba fijamente como queriendo preguntar algo… el siempre con ira por tal
interrupción cerraba la cortinilla y se marchaba sin tan siquiera  escuchar o determinar  a  aquel viejo, “que querrá preguntar un viejo
así a alguien lleno de vida como yo?”  se
preguntaba siempre al cerrar la cortinilla.
 
Era un ritual diario, no había
día  que no mirara por la ventana de 1X2
mts esa que tanto lo  atraía, esa que
tantos recuerdos evocaba y siempre al ver a aquel viejo  la cubría y se marchaba, hasta aquel día…  ese día en especial se levantó con más
nostalgia, con más odio, con más dudas  y
por tanto siguió paso a paso su ritual matutino con más dedicación hasta el
momento de abrir la cortinilla allí algo cambio.  Esa ira parecía ya no estar, esa nostalgia
era más llevadera, y se  sentía relajado
y tranquilo extrañamente como hace tiempos no se sentía, los recuerdos que la
ventana evocaron eran buenos y no causaban dolor ni cuestionamientos, estaba en
un estado sublime hasta que de nuevo aquel viejo apareció….
Como de costumbre lo miro
silenciosamente como queriendo preguntar algo el tomo con su mano derecha la
cortinilla y ya a punto de cerrarla no pudo hacerlo  vio en el viejo algo familiar y  a la vez nostálgico,  no puede ser pensó….   Sintió un frio que recorría  todo su cuerpo y lo dejo inmóvil, tan solo
pudo soltar la cortina … quería decir algo pero no se atrevía,   quería preguntarle quien era pero la
respuesta que en el fondo conocía le producía el mayor de los temores, por
minutos le miro fijo intentando lanzar aquella pregunta y sin ser capaz,  llenaba su mente de valentía para preguntar
la respuesta le atemorizaba…..recordó entonces aquella lección que le dio su
madre muy niño cuando tenía miedo a la oscuridad ”si no enfrentas los temores…
jamás se irán”  recordó la calidez del
abrazo con la que acompaño tan sabias palabras y sintió nuevamente esa calidez,
la cual poco  apoco invadía su cuerpo
desplazando aquel frio aterrador propio del miedo, tomo valor, impulso sus
palabra  y pregunto ….¿ quien eres?...  hubo un minuto de silencio hasta que noto la
lagrima que el anciano estaba derramando luego de la pregunta en ese momento su
mano tomo un Pequeño jarro que estaba al alcance y la lanzo contra aquella
ventana con tal sorpresa que al romper el vidrio  tan solo había una pared y no el exterior
como  lo esperaba… allí comprendió que
esa ventana que por tanto tiempo lo había llenado de nostalgia, ira y odios no
era mas que un espejo … y que aquel viejo era su propio relejo, la juventud se
le había ido mientras estaba ocupado en llenar su corazón de sentimientos que
no valían la pena ,  había  perdido sus mejores momentos tan solo por
estar pensando y  añorando lo que había
sido en lugar de disfrutar lo que en verdad es….
 
Dicen quienes conocieron a aquel
hombre que jamás volvió a verse una expresión de amargura en su rostro que fue
un anciano tan alegre, amable y con un espíritu joven y vital hasta sus últimos
días……

Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de William Octavio Chaves Castañeda.
Publicado en e-Stories.org el 06.02.2013.

 
 

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