Cristina pensó que Adela había ido demasiado lejos. La agarró por los hombros y tiró con fuerza de ella para separarla de aquel gran pene. Encolerizada por la acción, Adela se revolvió y, cual madre a la que arrebatan un hijo, tumbó a Cristina contra el frio suelo, sentándose a horcajadas sobre ella y propinándole una tremenda paliza.
Paco, natural de Urdián, jamás había visto cosa semejante en su comarca, ¡una mujer matando por coger su falo!, pero ahora estaba lejos de allí y desconocía las costumbres del lugar. Su “hermanito”, por tanto, se asustó un poco, descendiendo repentinamente a su posición inicial tumbado en la gran mesa.
La escena de la lucha entre Cristina y Adela absorbió temporalmente la atención de algunas, momento que aprovechó Sue, americana de vacaciones en aquel pintoresco pueblecito de la sierra granadina, para dirigirse con la boca abierta a succionar aquel enorme y purpúreo glande.
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Antonio Pérez Ruiz.
Publicado en e-Stories.org el 29.03.2013.
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