Sentado en un rincón de mí ser, te mire,
En un rincón de mi ser te toque,
En un rincón de mi ser te soñé,
En un rincón de mi ser te bese,
Y sentado aquí, recordando cada segundo de ti, cada espacio de aroma que se desliza por el viento acariciando cada pétalo, cesando costumbres, prendiendo el sol, cada brillo de ti deslumbra y cubre el manto de la fina brisa de la mañana, alegrando cada día de principio a fin,
Y soñé,
Y te mire,
Sin querer parar y permanecer por siempre en ti, me deje llevar quedando atrapado, lleno de ti, abrumado, mire dentro de mi, en busca de alguna respuesta, y hay estabas, en cada rincón, cubriendo todo, iluminando todo.
Y en tu enteres te desee, y te tuve, entre sueños y caricias nos consumimos, fuimos uno por primera vez, y por primera vez, sentí la luz, plena, deslumbrante y hermosa.
Sentado en un rincón de mi ser, disfrute tu luz, fuiste mía, compartiendo tus hojas y el aroma de tu ser,
Sentado en un rincón de mí ser, viviré,
Sentado en un rincón de mí ser, por siempre estaré,
Sentado en un rincón de mí ser, disfruto tu luz de infinito calor.
Y aquí, sentado, conmigo siempre estarás.
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de José Manuel Guzmán Erenas.
Publicado en e-Stories.org el 07.01.2006.
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