Lo predicaba con ánimo el guardián,
Nadie le creía; risas soltaban,
En la hora del juicio ni un alma reirá,
Todas presas del castigo caerán.
Qué fácil es recordar... solo un momento,
Pero las aventuras completas no salen,
En la antología de los recuerdos.
Los apóstoles, adiestrados, escribieron con una única perspectiva,
Y todos creyeron sus palabras, por ser la verdad,
Mas nadie levantaba la mano al concebir una idea,
Aunque esta pudiera ser la verdad verdadera.
El perro guardián volvió al Infierno,
Tras sembrar la advertencia en nuestra mente,
Seguirlo o no, realmente no importa,
Es imposible amar a la muerte.
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Alejandro Meola.
Publicado en e-Stories.org el 17.02.2015.
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