~~… ahora, en este justo instante en que todo es sosiego y el silencio fulge y canta,
¿ podré acercarme a visitar el pecho y escrutar la sangre y su memoria, sus templos,
los registros de Verdad,
la luz ?
… ah ser mío, apiádate antes y compadécete de tu propio corazón,
es mortal, contigo viene de muy lejos y está cansado;
bien sabes que lo abruma el alma y asume la tristeza con plena rendición y al son de lo perdido;
… por tanto, cual ciudad de fuego y agua, ardiendo y apagándose,
piso mi umbral de dios y hombre, mis lumbres y ríos, mis aceras de aire,
la infinitud que intuyo y que presiento,
la textura del ser, la eternidad,
quienes somos,
quien soy;
… del otro lado de la puerta, mis compañeros me esperan con siemprevivas, crisantemos y palmas.
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Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Antonio Justel Rodriguez.
Publicado en e-Stories.org el 09.09.2015.
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