A veces los cantos nocturnos
son melodías macabras
que desliza el viento frío
Viajamos solos con nuestra alma y corazón
y a veces, en el camino
se nos ofrece un toque de maldad
No me detendré en una encrucijada
a mitad de la noche
bajo la fantasmal luz de la luna
No seguiré a esa figura encapuchada
que camina por el campo
para internarse en el bosque
Tampoco a la joven campesina
que sólo aparece en la madrugada
no quiero escuchar su grito
No trataré de alcanzar los fuegos fatuos
ni las bolas de fuego
pretenderé que no los he visto
No buscaré formas en las copas de los árboles
recortadas por el cielo ennegrecido,
manchado de azulados tonos
No buscaré mortajas que se balancean en el aire
en cementerios
olvidados
¡No, no!
A veces los cantos nocturnos
son dulces e intrigantes melodías
pero el espanto aguarda detrás, agazapado
No le entregaré mi corazón para que lo reviente
ni mi mirada para quebrar el último recuerdo
mucho menos, el soplo de vida
que se me ha encomendado
No intentaré controlar la naturaleza
no leeré, no invocaré, ni violentaré la tierra
sólo tomaré lo que me toca
nada más
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Sergio Navarrete Vázquez.
Publicado en e-Stories.org el 31.10.2015.
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