Luis Paul Albarrán Elizalde

asperezas

Bajo la oscuridad de un pequeño y sofocante cuarto, en una casa de ladrillos asomados, gruesas cortinas callan las ventanas donde sólo el leve resplandor de un monitor define el contorno de aquel hombre de mediana madurez, su cuerpo se ha adaptado bien al sumido y roído asiento, su abdomen pronunciado se manifiesta entre la deslavada playera y sus pantalones ya no cubren la espalda baja. Su rostro con ariscas mejillas, algo ojeroso y con los ojos irritados por las horas de carga asidas a internet. Tiene poco que hacer fuera de casa, mientras su esposa se ocupa de la necesidad, él pasa los días tejiendo telarañas en el chat, enredando jovencitas para enamorar, vestido con el seudónimo de Loki20@. Hasta hoy, que su esposa ya sospecha algo sobre la virtual infidelidad, por eso se despide de sus fantasías y coqueteos, dando el adiós entre embusteros y algo rígidos tecleos.

Lo que más le duele es ya no platicar con Afrodigirl18@, a pesar de ser una más en su elenco, no deja de ser notoriamente disímil. Sus ojos nunca la han tocado, pero su manera de conversar le hace soñar degustando en su mente a una chica atrevida de pantalones ajustados, lo más posible es que sea de piel perlada, cabello largo y grandes ojos, de frescura poco comparable pues exhala juventud en cada respiro, una suculencia a los sentidos, alguien sin preocupaciones ni conflictos, como aquellos de los que huye por su esposa, la cual en sol y luna se ha encargado de ser pilote, pared y techo del ya cuarteado y algo chueco hogar.

A esa joven, la desaloja de sus contactos con una inicua invención, enmarañándola y exponiendo que él, por mala cabeza ha cometido un grave y deplorable error, ahora tiene que responder como honorable, por eso, se dice ser indigno de todo afecto y pide que no se le busque más, pues ahora es un hombre comprometido con sus culpas. Sin arrepentimiento alguno, esfuma abruptamente las carnales visiones al cerrar su mensajero en un golpe de sus toscos dedos al ya poco legible teclado. Trata de autosatisfacerse con el pensamiento de mejor así, hay mucho que perder por un poco de que imaginar.

Inmediatamente resuena la puerta, con dificultad se despega del asiento y de tres pasos la abre para toparse con su sobrino Jorge, al cual tiene en gran estima, pues sabe que siempre le mira como quien viera a su héroe, sin embargo la admiración es mutua, simplemente son incomparables los pocos amaneceres contra los decadentes ocasos. Aparte, Jorge es un muchacho de buen parecer, con buena estatura para su corta edad, su afición por los deportes han dejado legado en su cuerpo, siempre pulcro en vestir y palabra, habilidoso de manos las cuales invariablemente están oportunas, al hablar sabe mirar de frente, excelente hijo y no menos como estudiante, listo en ciencias aunque no tanto en las de la vida, de ahí el ser algo tímido en el arte de las mujeres.

No obstante, tras mucho revoloteo de ideas en su cabeza, busca el consejo de su ya vivido y experimentado tío. El problema es una compañera de escuela, que es su mejor amiga y confidente. Siendo motivado por la persistente e inescapable curiosidad de su tío, Jorge con ojos brillantes y mirada perdida platica sobre Paty, de apenas 15 preciosos años, su delgadez y blancura le dan una fragilidad como si fuera hecha de porcelana, de grandes ojos en profundo negro para perderte en ellos, con piel suave, tersa y perfecta, bien la acaricia el aire sin resistencia ni malicia, sonrisa de añoranza que se cincela en la inmortal memoria, sus mejillas fácilmente se ruborizan con una simple mirada, su cabello como leve cascada de café al caer hace curvas dando el marco perfecto a su primoroso rostro, y su exquisito aroma te trasporta a lugares maravillosos y exóticos en un mero parpadeo, es sumamente dulce, más que cualquier fruta por probar, su inteligencia la impregna en todos sus hechos. Pero hace un mes que se muestra retraída y lejana, ya poco conversa y la gente le asfixia. Como postrada en la consternación, huye sin parar buscando refugio en los libros, la computadora y los arranques de chiquilla bajo los adultos problemas.

Sin lugar a duda, Jorge percibe que cada vez será más difícil abrir el hermético cofre de sus sentimientos. Sin embargo su tío alimenta su menesteroso ánimo, palabra tras palabra siente como si saliera del vaivén de las olas en mar agitado. Con paso firme y la frente queriendo alcanzar el cielo, va directo a casa de Paty, decidido a librarse del fantasma del titubeo que le asecha y martiriza.

Mientras tanto Paty, en uno de los pocos y efímeros momentos sin la eterna contención entre sus padres, aunque a las afueras del consuelo de su abuela, que se mudó a la paz perpetúa desde hace 35 nublados días, los cuales se han transformado en un imperecedero recordar con pláticas a las paredes desnudas. Sola en casa se enfrenta con el farsante espejo del cuarto de baño, frío e inhumano le grita su siempre visible gordura inexistente, sus tan notorias pecas, lo desproporcionado de sus brazos. Cansada de ocultar sus protuberantes dientes frontales acribillados con metal como si fueran vías del tren, entonces, con fuerza toma el cepillo dental para hacerlo volar como rápida libélula hasta estrellarse cerca del indiferente retrete, al tiempo que sumerge su desprotegido rostro en la fresca agua del lavamanos, únicamente para que al reintegrarse y en segunda vista, encontrar cabellos con orzuela y para hoy amaneció otro grano de acné que marca su mejilla, y si tan sólo al menos disfrutara el desahogo de tener esas menudas pestañas más grandes.

Pero eso es poco, pues a cada momento que cierra fuertemente sus ojos, se siente caer a un insondable abismo, se congela su alma y todos los errores de su vida desfilan frente a ella en burlona comparsa de infernal carnaval. Sabe que no puede más, sus gritos se enredan dolorosamente en su garganta, ha llamado a Jorge todo el día sin éxito, es el único que le puede ayudar a detener sus punzantes pensamientos, su mejor amigo, y quisiera que fuera algo más, pero nunca se fijará en una desdichada deslucida. Además hoy afronta la pérdida de su pretendiente virtual, quien era el único que le demostró amor de hombre, si bien sólo en palabras, aun así volvía más cálido el monitor. Nunca más platicará con él.

En el momento Jorge se endereza frente a la puerta de la casa de Paty, con dedo firme encausado al timbre en el instante que la vida de ella se decide sobre el filo de un desesperado escape.  Justo antes de tocar, él se detiene en un respiro, su mente se turba en un sinfín de pensamientos. Cansado de ir contracorriente, da media vuelta y camina lentamente, hoy disipó el laurel, con la vista escarbando hondonadas, las manos ocultas de vergüenza, pies descorazonados evitando pisar las líneas entre las baldosas, triste por su falta de coraje, cada paso le aparta más de lo que nunca pensó.

Al alejarse, el viento y una leve lluvia llegan para restregarle su infortunio, sobre su espalda queda a la vista la ventana de aquel baño, donde la vida de Paty se escurre por las paredes veteadas y lágrimas rojas manchan el piso marmoleado, busca sostenerse del estribo de la blanca bañera, sin embargo al dispersarse sus fuerzas cae sobre el tapete arrastrando consigo la toalla teñida con sus manos, grabando el suceso como si fueran palomas escarlatas en vuelo. Ya borroso vislumbra la lámpara en el techo que cada vez da menos luz hasta quedar en la oscuridad y el cruel temor entra acompañado del rumoroso viento por la ventana, haciendo ondear la cortina junto a la regadera que con goteo intermitente corteja la locura. Su cuerpo bañado en sí mismo, permanece entre el aroma a flores de coloridos jabones, cobijada exclusivamente con su propio pelo sin rumbo. Al desfallecer, trata de despertar con el cerrar de sus ojos y en un suspiro despide las amargas penas.
A la mañana siguiente, entre amigos y flores, está ella, hermosa y bien arreglada, creyera que la tranquilidad regresó a su faz, pero ansiosa espera a Jorge, pareciera ser un regalo envuelto en fina madera, y cuenta las lentas horas como si éstas aún importaran.  Un adiós más a Loki20@, él que sin conocerla le habló de tiernos amores. Un adiós más a Jorge, su mejor amigo, su bálsamo, su amor distante e imposible.

En fin, hay personas que llevan una doble vida, hay quienes terminan una que apenas comienza, pero hay otras que no poseen siquiera el valor de vivir la propia. Sin embargo ¿Quién se conoce verdaderamente para vivir lo que merece?

Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Luis Paul Albarrán Elizalde.
Publicado en e-Stories.org el 14.12.2015.

 
 

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