Y ocurrio el incidente que tanto le achacamos al destino, sus miradas quedaron atrapadas al encontrase en el camino, un sentimiento mutuo y genuino producto de aquel encuentro brotaba con la incertidumbre por saber si era o no solo del momento; una sutil sonrisa se escapaba de los labios femeninos mas hermosos hasta ahora creados, perseguida de una timidez que daba rubor a sus mejillas, ella consiguió desviar su mirada a contravoluntad, como quien espera dentro de si ser llamada, pese a que evite la mirada; El todavía inmóvil siguió contemplando la belleza de aquella chica, que daba muestra de la existencia de Dios y sus creaciones perfecta, un temor por la diferencia de clase que aleguas se notaba, ayudaba a que el siguiera inmóvil, parecía que sus pensamientos habían quedado nublados y solo escuchaba una voz, aun de procedencia desconocida que le decía, ve por ella.
Armado de valor y decidido a no perder lo que quizás pudiera ser una bendición, suerte u oportunidad del destino, se acerco a ella y su lengua entorpecida concibió un ligero: hola!
Solo la luna es testigo del amor que pudo desatar un timido saludo, entre el y ella, en una noche llena de estrella.
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Raymie Quintero.
Publicado en e-Stories.org el 29.02.2016.
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