Osama Abdelhafiez Mohamed

EL DISEÑADOR BOHEMIO

Que descansada vida
la del que huye el mundanal ruido
Y sigue escondida
senda, por donde han ido

Fray Luis de León
 
 
EL DISEÑADOR BOHEMIO
 
 
En los atardeceres granadinos a menudo hechizantes y otras no tanto, días que se tornan apacibles y mortalmente provincianos. Billy es un chico de rostro enjuto, rubicundo y melenudo, solía ponerse delante de su mercancía de brazaletes, anillos, gargantillas y collares de bisutería barata fabricados por él, se sitúa en el final del pasillo de los tristes, un estrecho caminito por donde los antiguos moradores de la ciudad acostumbraban acompañar a sus muertos en la despedida final. En la placeta del Padre Manjón a un tiro de piedra del río Darro que discurre exiguo y como hastiado o despistado, los ríos de hoy en día están deprimidos y venidos a menos, el espíritu brioso del Darro esta secuestrado allí arriba en la presa del Dauro, igual restricción le sucede a su hermano el Genil que esta aprisionado su ímpetu en la Veleta. A la espalda de Billy asoma la imponente ciudadela de la Alhambra con la soberbia torre de Comares, rojizas y recias murallas y curiosos adarves. Los turistas con el mirar embelesado, imaginando un esplendoroso pasado y pretéritos lujos de sultanes y emires moros. Allí el amigo Billy sentado al borde de una gran maceta de granito o sobre el mismo pretil del río, mirando a la calle como soñando algo imposible, piropeando a las mozas y charlando con los amigos, que son muchos y de diversa procedencia y condición. Billy es un artista pero él no se daba cuenta de ello, o no lo concedía excesiva importancia, solamente pretende vender un poco y entretenerse un ratito, este ratito que todos tenemos designado desde el nacimiento y algunos le llaman vida, y dentro de esta vida suelen existir varias vidas paralelas: vida laboral, Vida matrimonial, vida útil…Vida espiritual... Jodida vida en definitiva. Cuando cae la noche pesada y perfumada sobre Granada Billy recoge su buhonería – si la policía no le h! aya visi tado antes para incautarle al genero – va a una tenducha a comprar comida para él y su compañero, un recio valenciano, charlatán y de fondo un poco recóndito, pero si no hay suficiente dinero para todos, Billy prefiere comprar con lo que tiene comida para Chico; Este es el perro de su novia, un perro grande, de negro pelaje, patas y rostro blancos como la nieve, animal bello y manso como un Buda, la novia se fue de viaje confiando a Chico a algunos amigos, pero el parecer descuidaron la alimentación del galgo y Chico pasó hambre y seguramente malos tratos. El can se fue a buscar Billy hambriento casi muriéndose de inanición e indiferencia, le miró con ojos tristes, acuosos y suplicantes. Billy ama a los animales quizás más que las personas, y ama con un sentimiento obsesivo su novia, una muchacha feúcha y de corazón grande y frío. Dice el refranero: Quien bien quiere Beltrán bien quiere a su can. Así que Chico vive ahora en la casa del novio como un maharajá, a lo mejor cuando vuelve la mujer Chico prefería estar con Billy, ya lo veremos, aunque los perros son muy leales y como los niños olvidan o excusan a los que les hacen daños y los que les hacen favores también, para eso son perros. Billy nació entre dos hielos en las paraderas blancas de la antigua republica Yugoslava, en un pequeño pueblo llamado Surjan, una pobre aldea que esta vinculada administrativamente a la ciudad de Secan. El pueblecillo tiene una iglesia con una herrumbrosa cúpula y se profesa en ella el tito ortodoxo, allí no hay mezquitas, sin embargo el padre de Billy era musulmán y la madre cristiana, y entre dos religiones Billy escogió la abstención, no es que sea ateo, palabra que le suena mal e incomprensible, tampoco es agnóstico que seguramente ni sabe lo que significa, el va a lo suyo sin preocuparse  demasiado del abs! truso te ma de la fe. A la muerte de su madre joven, Billy se quedó con la abuela durante un tiempo haciendo lo que le entraba en gana, aburrido de la monótona vida de la gregaria aldea, y siendo todavía niño escuálido y sin apenas estudios escapó de la casa de su abuela, se marchó para Italia, allí aprendió muchas cosa, mayormente las malas, pero sobre todo conoció muy temprano la cara fea y feroz de la vida; el divagar sin destino, y de compañero un hambre feroz que nunca se saciaba. Las calles le trataron mal, y él  a su modo devolvió con creces el mal trato, pero de eso Billy no le gusta a hablar, solamente se ríe y mira el cielo granadino con sus ojos azules y melancólicos y dice que la vida es muy dura. Billy vive con su compañero el valenciano – Chico por en medio – en una cueva del Baicin alto, en el barrio del Sacromonte, una cueva adecentada, toda lo adecentada que pueda ser una caverna, la llaman la cueva azul, el nombre es una especie de surrealismo puro. Tiene un aparto de radio fabricado por Billy a base de latas y cables para escuchar música y entrarse de las cosas del mundo, puesta por medio una mesa destartalada con muchos garfios en sus bordes para la elaboración artesanal de la mercancía. En un rincón de la cueva esta esculpida una cocinita rudimentaria y bastante apañadita. Cuando le viste un día allí me dijo que quiere poner una ducha y una chimenea, para los cuales esta recogiendo piedras, él dice pietras, mezcla el italiano con el castellano y no le sale desagradable, mas bien algo ligeramente refinado tirando a finolis, es un poco curioso eso de mezclar idiomas y tener acentos, muchos les salen unos sonidos ásperos como ladridos de perros, pero el acento con el tiempo se pierde como todas las cosas; la memoria se pierde con el tiempo, o se hace remisa y traicionera. Una tarde nublada, se veía l! a mole d e la Alhambra allí arriba envuelta en una leve calima que le confería una cierta irrealidad, erguida con dignidad histórica y misterio insondable, encontré mi amigo el diseñador bohemio sentado en el brocal del río manso sin mercancía que vender, me dijo sonriendo y un poco amargado que él genero se lo llevaron los municipales, después de una pausa añadió; No importa mañana comenzare a fabricar otra mucho más bonita. Allí abajo en las orillas del regato donde crece con profusión la mala hierba, se veían botellas de cerveza vacías, tumbadas con negligencia como barquitos náufragos, por abajo campean a sus anchas algunos gallos de colores abigarrados y alegres que se pelean y se despluman violentamente y sin piedad, estuvimos un rato viendo los sanguinarios animales enfrascados en sus virulentos juegos, había algunos niños animándoles con estrépito y malsano entusiasmo. De repente Billy dijo con voz lejana: sabes en Italia una vez me hice muy rico y famoso, pero era muy joven y demasiado alocado, gaste todo el dinero en zarandajas y mujeres, trabajaba el oro y los diamantes, y era socio en una tienda en Roma, soy un diseñador de profesión sabes, pero los carabineros de finazas me persiguieron con saña, no podían perdonarme ciertas cosas, además lo de trabajar el oro y los diamantes tiene sus cosas y uno esta expuesto a la sospecha, porque uno no puede justificar debidamente la procedencia de la mercancía, y ellos lo saben, así que se dedicaron a hacerme la vida imposible, los italianos cuando se ponen a perseguirte es un mal asunto, no cejan ni conocen el perdón, y eso que tienen el Papa en su casa de perpetuo vecino, pero a los romanos no se engañan y distinguen entre las cosas bien entre las cosas, los términos del bien y el mal son palabras dúctiles cuyo significado es muy rel! ativo, y a veces carecen de esta dudosa relatividad, y se vuelven incoloras. Tuve que salir de allí por pie y poner tierra por medio, escapando de aquellos energúmenos y resentidos, le pregunte a mí amigo el diseñador como de pasada? Solo fue por eso tuviste que dejar el país ¿ Me miró el principio un poco serio con miradas escoradas, luego se echó a reír moviendo la cabeza divertido dijo: los periodistas y escritores sois gente muy extraña, queréis sacar donde no hay, y si no lo inventáis directamente, pero que quieres, ¡que te cuente mi vida enterita? A lo mejor te la contare un día, cuando las palabras que yo diga dejan de herir, se callo manteniendo un recalcitrante silencio y dejando vagar sus miradas azules por el riachuelo. Uno de los gallos estaba destrozado y en aparatosa retirada, el otro le perseguía inclemente y tenaz. Billy sé bajío del cercado de piedras, limpió los pantalones por detrás y me pidió un cigarrico, a veces Billy habla en puro andaluz, lo encendió y volvió a contemplar las sucias aguas. Mas tarde me contaría que estuvo en un tris de casarse con una monja o novicia allá por tierras murcianas, la novicia era una beldad de chiquilla, trabajadora y obsecuente, convivieron juntos durante algún tiempo, la novicia renunció los votos, pero una semana antes de la boda la chica dijo que no quería casarse y le abandonó, el jamás consiguió entender el porque de aquel ilógico comportamiento ¡ Seria la familia que presionó demasiado la enamorada monja! O el clérigo de la localidad que no tragaba el Kosovar y le profesaba una verdadera animadversión ¡seria que la monjita se había enganchado irremediablemente a la fe! Dicen que las religiones  enganchan como el opio, nadie lo sabe y mucho menos Billy que todavía rompe la cabeza delante de! los ani llos y brazaletes intentando desentrañar el arcano misterio. Billy tiene en la mente muchos asuntos y turbios recuerdos, pululando como negros pajaritos por su cabeza, inclusive en su conciencia, pero se empecina en callarse, se refugia en el silencio salvador y en la sonrisa afable y engañosa. Allí en el final del pasillo de los tristes delante de su modesto puesto bebiendo cerveza y piropeando a las mozas, Billy es un buen amigo de sus amigos, la vida dura le enseñó que las leyes de los hombres en su mayoría son maleables y puro artificio, la amistad es la que perdura y a veces ni esto. Billy es muy suyo y misterios, ni siquiera se llama Billy, nadie sabe su verdadero nombre y apellidos, quizás la equis monja lo sabe, pero esto es otro enigma que se fue con la religiosa, quizás llegue un día que ni él mismo sabrá su autentico nombre y verdadera historia, ya que a menudo la memoria se hace remisa y traicionera con el inexorable tiempo.
 
 
Osama A.Hafiez
Granada – Las cuevas del Sacromonte
2003
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
       
 

Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Osama Abdelhafiez Mohamed.
Publicado en e-Stories.org el 02.11.2016.

 
 

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