LA MOSCA

Había estado toda la mañana revoloteando a mi alrededor, logrando desviar mi atención del trabajo y molestando lo indecible.
La inquieta mosca se posaba en la mesa, en mi brazo, en mi cara y allí donde hubiese algo donde posarse. La cuestión era no detener su vuelo ni un solo instante.

En un determinado momento se situó sobre la pantalla de mi ordenador. Se frotó las alas, titubeó, hizo pequeños recorridos descontrolados y se detuvo, extrañada, frente a la flechita del cursor.

Mi respuesta fue inmediata. Moví aleatoriamente el cursor por la pantalla del portátil, pudiendo comprobar que el insecto lo seguía, como intentando atraparlo.

Al principio, reconozco que me hizo gracia. Pero luego, ya cansado de su impertinencia, decidí tomar la ofensiva. Moví la flecha del cursor trazando círculos en torno a la intrépida mosca, logrando ponerla nerviosa, pero no más de lo que yo ya estaba.

Llegado a este punto, era momento de pasar a la acción.

Intenté, de manera instintiva, propinarle varios manotazos, de los cuales podría el animalillo haber salido muy mal parado.

Pero no: ¡ella lograba escapar, volviendo triunfante allí, una y otra vez!

Acabé convencido de que son las moscas los seres más estúpidos de la creación, al poner en riesgo, tan innecesariamente, su propia vida.

Consulté el reloj. Era la hora de finalizar el trabajo.

Sobre el cenicero, situado a un lado de la mesa, apagué el décimo octavo cigarrillo que me había fumado esa misma mañana.
 

© R. Rodrigo  (2021)
Relato ganador del Concurso de Cuentos de la Editorial Creatividad Literaria, celebrado en mayo de 2021.

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