[… por la carretera de Vecilla hacia Morales y Fresno]
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… en este mismo instante, cual sol y lluvia vivos,
la tarde es un incendio sobre el oro táctil de los chopos;
ah, ah el otoño, es una estación bendita,
un ágora,
un estante cuántico y gentil por mares de cristal,
un pálpito ingente,
un júbilo,
una dulce ensenada de ardiente amor del corazón;
… iba yo como extasiado y preguntando a la sangre,
- justo cuando el camino enfila hacia el tul y las rosas de Teleno y Carpurias,
hacia sus malvas- azules y sus inmensos púrpuras –
cuando al fin, y al oído, me dijo:
Yo Soy la belleza de Dios, la purísima luz, el templo del Altísimo,
y también, también, su voz, la flor de tu silencio.
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Antonio Justel Rodríguez
https://www.oriondepanthoseas.com
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Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Antonio Justel Rodriguez.
Publicado en e-Stories.org el 29.11.2024.
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