Pero no sabía cuál era la
que podía reflejar mi deseo de cambio.
Elegí la paloma.
Mas no poseía ni su pureza ni su blancura.
Quizás si la gaviota....
aunque no deseaba alimentarme de peces tras las
redes de los barcos que llegan en los atardeceres
o arriesgarme a ser engullida por los tiburones
mientras busco mi alimento dentro del agua.
Pensé en la golondrina.
La deseché porque no era mi deseo tener mi vida
bajo el alero de un tejado.
Quise emular al cuervo y sus graznidos me
llevaron a lo más sórdido de
mi alma
y verme bajo ese aspecto tan miserable
me dió miedo.
Y pensé:
me haré mi propia ave.
No deseo pico, no quiero hablar ni comer.
Necesito respirar y escuchar.
Pero anhelo, realmente
lo que me hace distinto del ave:
volar.
Alas para volar.
¿Por qué quiero volar?
Para alcanzar mi libertad.
Y para poder volar necesito liberarme de mi carga.
Y así envié al cuervo a romper mi espejo y a
enseñarme el camino de podredumbre de mi alma.
Vino en mi ayuda la golondrina. Ambas fuimos
rebeldes y resistimos los embates de la miseria en
el camino hacia la libertad.
Por fin dejé que mi espíritu buscara caminos en
las distintas sendas, y se hizo gaviota.
Y al mirar al sol, abrió las alas y en su vuelo tenaz
sobre el cielo azul,
se volvió paloma.
Música a elegir.
(C) The kronos quartet. Philip Glass. Without word. Texto en el enlace.
(c) The Beatles. Free as a bird .
(c) Los Brincos. Juan & Junior. Anduriña.
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Maria Teresa Aláez García.
Publicado en e-Stories.org el 24.10.2006.
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