Se sentó.
Cruzó las piernas. Las encogió primero.
A continuación cruzó los brazos sobre su pecho.
Posteriormente acercó su torso hacia sus piernas
y terminó de encogerse
del todo.
Total.
Nadie se daría cuenta.
Nadie se dio cuenta.
Nunca.
Nunca.
Pernelle. 17 de marzo de 1.999
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Maria Teresa Aláez García.
Publicado en e-Stories.org el 02.07.2008.
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