El tiempo se paralizó...
ya no latía.
El grillo con su canto...
ya lo decía.
La noche, la luna y las estrellas...
ya lo sabían.
El alma, el corazón y los sentidos...
lo presentían.
Era un axioma absoluto...
pero tú... no lo creías.
Era tan transparente...
como agua de prefecía.
Con tus velas al viento...
seguiste como una gran porfía.
Tapaste a la razón...
pensando que amanecía.
Muy tarde... cuando lo quisiste entender...
eras un torrente de agonía.
En tu faro sólo quedaste...
en permanente vigía.
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Nino Oval.
Publicado en e-Stories.org el 12.01.2009.
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