… y que quedé pensando no sólo en cómo eras
y en cómo aullaron aquellos cierzos de marzo y las iras de agosto
que tanto afligieron nuestras yemas tempranas,
sino en cómo no supe hacer que del cielo solar renaciese la lluvia
y en la piel del volcán germinara una rosa;
… y no, no había desamor o nieblas cuando escuché el silencio;
sé que a veces se aparece la eternidad, la nuestra,
con esa esmerada placidez, casi dulzura, que asombra o duele;
... así surgía nuestro amparo o don de las resurrecciones,
la transparencia lúcida de todo cuanto con amor ha sido;
... reconozco y siento tu sublime libertad y el aleteo de tus pájaros alejándose,
y ese poso apacible, y cálido aún,
de la ternura fresca.
http://www.oriondepanthoseas.com
[Weblog literario del autor: poesía, relato, novela, filosofía y otros]
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Antonio Justel Rodriguez.
Publicado en e-Stories.org el 22.01.2009.
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