La mala hierba

La mala hierba.

En la década de los ochenta, emitieron en la cadena nacional, Televisión Española, una serie de tres episodios, coproducción europea – no recuerdo si era alemana-italiana y algo más – que tenía por título “La mala hierba”. No he vuelto a verla más. La estuve buscando en Internet y no encontré referencia alguna sobre dicha película aunque sí sobre otra posterior, en la que interviene el Di Caprio con el mismo nombre pero con un argumento basado en una relación adolescente – lo cual, por supuesto, no deja de tener su importancia, pues trata de las amistades que tan importante son de vigilar y buscar a esa edad – pero que no tiene nada que ver con dicha serie. También hay una obra de Pío Baroja, escritor español, con el mismo título pero no tiene, igualmente, nada que ver con dicha serie.

Esta serie parece ambientada a finales del siglo XIX o principios del XX aunque conociendo el retraso que había socialmente durante la primera mitad del siglo XX causada por la pobreza y la miseria que junto a las dos grandes guerras, se extendían por el continente, bien podía ser anterior a la segunda gran guerra mundial, pero vamos, más bien creo yo que se trata de la primera. En un aserradero, parece ser que italiano, que se encuentra enclavado en las montañas – pudiera ser el Piamonte o la cordillera de los Alpes en los lados que tocaban a Alemania, Austria o Italia – vivía una familia que subsistía gracias a los ocasionales trabajos que en el aserradero realizaba el cabeza de familia. Sólo recuerdo el nombre de la hija pequeña: Silvia. El resto de los nombres no. Y lo recuerdo porque era el único nombre que ese hombre parecía conocer. Parecía que el resto de la familia no tenía nada que ver para él y sólo esa hija era la única con derecho a la vida y a ser feliz.

La familia constaba de cinco miembros: el padre, la madre y tres hijos, dos chicas y un chico. Una hija mayor, un hijo mediano y Silvia.  No parecían tener más familiares en su entorno, como si hubieran emigrado y abierto allí el aserradero. La madre era una mujer débil de voluntad y de físico.  Callaba y rezaba muchísimo y el cabeza de familia parecía respetarla de alguna manera aunque eso no quita que no la golpeara, dado el carácter de la mujer, tan débil.  A la hija mayor, según ella misma confiesa más adelante, la viola, continúa abusando de ella, la golpea y a veces la prostituye. El hijo segundo está cojo por causa de una de las palizas que le propinó. Ellos dos y el padre son rubios. Silvia y la madre son morenas.  A Silvia la trata como si fuera un don precioso del cielo, la mima y la hermana mayor protege a la pequeña, supuestamente para que ella no acabe como

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