Román Sandoval Torres

Trozo de pueblo

TROZO DE PUEBLO

 

Acá es como otro mundo, tierras de arriba. El cielo al alcance del brazo, y tanto, que en ocasiones vienen las nubes a enredarse en las copas de los robles.

En partes, la llanada parecía tenderse a distancias infinitas; allá el horizonte tocándose con el firmamento en un filo de gasas azules.

 

En otros rumbos iba el lomerío subiendo y bajando, pintando sombras y luces, hondonadas verdosas y mondas suavidades, si no es que a un fresno se le había ocurrido plantar más arriba que aquella lomita el dibujo de su cúpula oronda.

 

AL amanecer temblaba el rocío en el zacatal; o en las espinas del chayote, en los huisaches y enredaderas, o en una cierta clase de nopal de pencas desteñidas y recortaditas como orejas de conejo.

 

O si fue mañana lloviznera, estarían los árboles goteando en un lloro silencioso. Lágrimas dulces de las lluvias de agosto que lavaban el monte y dejaban las frondas de ócalos, palos estoicos y blancos tan lustrosos y limpios como recién salidos de las manos del creador.

 

Tierras altas son estas, tierras de misterio. Tierras limpias que guardaron por años su paciente soledad.

Aquí se pueden dar la mano el suelo con el cielo; las estrellas pueden darse el gusto de rondar en las noches por entre maleza; las luciérnagas, pueden hacer brillar el instante espectáculo de su luz, confundidos entre los astros del firmamento.

Extensiones que venían escalonándose desde la cima de una gran montaña sin nombre, de lomos anchos que tiene su elevada grandeza a una amplitud desparramada en los cuatro puntos.

Tierras de arriba estas, donde se hermanaban los dos tipos de vegetación, vegetación de sierra y de clima cálido. Densos robledales, palos dulces negros de tan verdes y también el esplendor del agave con su color celestial y sus pencas extendidas, que parecen brazos esperando alcanzar el cielo.

 

Tierras mágicas, misteriosas, hablando siempre en silencio y listas para ser escuchadas. Si es que acaso alguien puede entender su mensaje.

 

 

Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Román Sandoval Torres.
Publicado en e-Stories.org el 01.10.2009.

 
 

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