INCONFESABLE JUSTA DEL RECUERDO O LA NECESIDAD PROHIBIDA

Hace tiempo, muchos años
desde mi prehistoria de encuentros,
mis padres me aconsejaron olvidarme de los sueños.
Tal vez la experiencia sea un grado ahuyentando sólo dudas.
Sus réplicas fortalecían sin querer mi incertidumbre
y en mis confusiones nacieron los labios más extraños…
 
La lírica es un refugio para amortiguar al deseo.
No hay que anhelar esos prometidos reinos de belleza,
escuchaba ellos decir sobre mi escrupuloso silencio.
Pero la palabra hizo al hombre desde que fui niño.
De nada sirve la burla sin su justo aprendizaje.
Exégesis inagotable, resonancias de sangre.
Hálito matiz del verbo por fin, sin censuras equis.
        
A mi abuelo mataron con una ráfaga de desaire
en el farragoso vuelo de infelices combatientes.
En su bolsillo teñido quedó su último poema;
un apergaminado papel dando ánimo a su corazón
y esa niña rubia de ojos celestes con escasos meses…
 
Por verte creí rozar la mar con mis exiguos dedos.
Melodiosas notas del arpa musitaron de dentro.
(¿Se simulará estúpido? ¡Se ha escrito tanto sobre eso…!)
Antes que el beso nació sin dilación el sentimiento.
Ahora amor mío, amándote desde las olas revueltas
entre mis raras carnes quisiera arrancarte del verso.
 
Yo prefiero fiarme, ser confiado;
creer luego en lo que ahora no creo.
Sucumbir por mis errores si fuera necesario
y llenarme de felicidad (contigo en cuerpo y alma)
mientras dure el trayecto…
        
 

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