… si desde mi cuerpo y con sus ojos miro,
si entre sus hebras me arrebato, canto y amo, sufro y muero,
es por sus Campos de Marte donde redimo y libro mis batallas;
mi cuerpo recoge los espejos, las violetas caídas,
la ansiedad y el gozo,
[la muerte]
… como eco infiel,
él instruye oscuridad,
y, sin embargo, guarda los fuegos, las serpientes divinas,
la sagrada ciencia, la luz inmortal y las valkirias lo aman;
… me iré lejos y lo dejaré caer cual copo de nieve, cual pámpano o miel, cual rocío,
y con su último resplandor o luz
vendré;
… mi cuerpo y yo nos reconocemos;
inveteradamente, los adalides de la guerra nos presienten y temen.
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Antonio Justel Rodriguez.
Publicado en e-Stories.org el 17.02.2013.
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