Dormían aun al llegar al viejo Corbera,
y cansado arrastró como un alma en pena.
Pobre de aquel que no corriera,
No tenia mirada, no decía palabra.
Lamentos y lloros al acercarse a una puerta,
risas de loco si pasaba de largo,
gritos de furia negaciones en vano,
o intentar retenerle si entraba a buscarle.
Animales y hombres mujeres o niños,
atados al carro como muñecos de trapo,
Inertes sin vida pendiendo en la cuerda.
Como títeres vuelan cuando el se los lleva.
¿Quién conoce esa cara?, o ¿porque se lo llevan?.
Preguntas al viento, respuestas sin boca.
La carreta se aleja por el cielo testigo,
y en la cuerda colgando los muñecos humanos.
Se ha quedado Corbera muda y ciega de espanto.
Se ha quedado entre ruinas rota de llanto.
Ay dios mío, se oye, virgen santa, susurran.
Pero a lo lejos bailando los muñecos humanos.
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Kike Ibeas.
Publicado en e-Stories.org el 06.03.2013.
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