Carlos Gonzalez

El Maestro

Sabía que decir lo que pensaba le iba a traer consecuencias, pero con sus 83 años a cuestas y habiendo vivido tanto no le importaba lo que pudiera pasar.
Mientras esperaba que lo nombren para subir al estrado, y sin ganas de escuchar las pavadas del orador, repaso rápidamente todo lo que había tenido que aguantar para por fin llegar a este reconocimiento, cuanto lo espero, cuanto dejó en el camino solo para que reconozcan el sacrificio puesto en beneficios de todos, ahora si de una vez por todas trascendería al resto de sus antecesores y probablemente a sus sucesores se les complicaría superarlo. Las traiciones que pudo haber cometido ya son casi humoradas, su despotismo de ayer se convirtió en virtud, sus maltratos nunca fueron tales porque los genios y patriotas educan así. Estos pensamientos le dibujaron una sonrisa in entendible para un momento como este, donde solo hay lugar para la emoción. En los días previos al gran día se dio cuenta que sus colegas lo estaban premiando solo para ser parte del selecto grupo que tuvo el sabio criterio de darle el reconocimiento al gran maestro, y de esta manera también enseñarles a los profesionales más jóvenes que es casi obligatorio reconocer a los que se sacrificaron por la humanidad sin poner en duda los valores morales con que transitaron el camino, y por supuesto ser ellos mismos reconocidos alguna vez. Pero en el fondo el sabia y jamás lo reconocería, que recién cuando las fuerzas lo dejaron de acompañar se comenzó a preocupar seriamente por los demás, mientras se sintió fuerte, supo manipular maquiavélicamente a quien tuviera cerca, pero por suerte, pensó, los mediocres tienen en cuenta los parciales nunca hacen un balance serio, sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz pretenciosa de un casi locutor que salió por los parlantes anunciando su nombre. Lentamente subió al estrado, acomodo el micrófono, contemplo apaciblemente a la atenta audiencia y dijo: Queridos colegas permítanme compartir este premio con cada uno de ustedes y no sabía cómo hacerlo hasta hace unos minutos mientras esperaba para subir...hizo un largo silencio creando expectativa en los presentes y por fin dijo: este premio se lo pueden meter en el culo, muchas gracias y que lo disfruten.

Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Carlos Gonzalez.
Publicado en e-Stories.org el 10.06.2013.

 
 

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