Ya no soy ruiseñor ni bel canto.
Tampoco prodigiosa metáfora.
Voy apontocando los deseos
entre lerdos sonidos de flauta.
Porque los versos no son promesas
granas para alimentar mis ganas;
no quedarán pautas ni costumbres…
Quedará desorden, una pequeña estancia.
Mi alma con tu alma vuela, serán más claras
cuando subsistan fieles locuciones; aquellas,
no cantadas ni escritas, siempre susurradas.
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Vicente Gómez Quiles.
Publicado en e-Stories.org el 31.05.2011.
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