…no, no es el dinero, no es la raza, el color, la lengua, el credo,
y tampoco la estatura o la fuerza, el sexo, la belleza o la fama,
¡ ah, nooo…!
porque, quién fue quien frotó y frotó una piedra hasta urdir un diamante,
y quién tendió su mano a la paz y entregó una serpiente;
… por tanto, óleos terrestres para la muerte
y óleos divinos para la vida;
y así el atardecer y el mar,
y así el aire,
la rosa,
el lirio;
… y es que, en definitiva, sólo, sólo la bondad con su luz perdura.
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Antonio Justel Rodriguez.
Publicado en e-Stories.org el 09.07.2012.
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