… lucid, antorchas de mi alma, subid y encaramaos a los cerros civiles y divinos
y alumbrad los nortes;
…vientos ábregos, ayudad también, desataos del mar y vaciad la lluvia viva entre la sangre,
honradla, pues, instituid al hombre;
…y entrad, entrad alegría y libertad, venid y elevaos,
subid a los estrados del mundo y confesad por qué alberca o manantial
se escancia a un tiempo el fuego abrasador
y el agua que se abrasa;
…y vosotras, fuerzas de aurora y de rocío,
por qué, por qué sois tan hermosas y por qué la luz, y por qué, por qué la urgencia de esta sed;
y ay, y ay,
por qué este honor, por qué - decid - en total e intensísimo silencio,
por qué, por qué…
Todos los derechos pertenecen a su autor. Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Antonio Justel Rodriguez.
Publicado en e-Stories.org el 29.01.2013.
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